Cuántas veces hemos leído o visto algún efecto de magia e inmediatamente queremos modificarlo, hacerle alteraciones y “mejorarlo”, y está bien, pero la mayoría de las veces no lo hacemos de la forma correcta.
Voy a poner de ejemplo el Triunfo de Dai Vernon. ¿Cuántas variaciones hay? La mayoría son muy inferiores al original, con movimientos poco o nada naturales y un efecto menos potente. Ese es el resultado de la falta de estudio a conciencia de la magia que se desea modificar.
Lo primero que deberías hacer es estudiar a profundidad el efecto original, tal como fue diseñado por su creador. Entiende el porqué de cada movimiento, cada acción, cada técnica, cada sutileza y luego ya analiza qué es lo que no te gusta, qué es lo que podrías mejorar, pero, insisto, no sin antes haber estudiado a profundidad el original, ya que puede que tus “mejoras” hayan sido descartadas por el creador.
Hay que ser autocríticos a la hora de hacer modificaciones y aceptar cuando nuestras variantes son inferiores, no porque se te ocurrió a ti quiere decir que es bueno. Trata de mejorar y no te conformes con primera solución que se te vino a la cabeza, eso es lo que hace la diferencia.
«Los magos dejan de pensar muy rápido», Al Baker